El fútbol es un deporte altamente complejo a nivel perceptivo. Probablemente no podamos encontrar otra disciplina deportiva que reúna tantos elementos complejos en cuanto a tamaño del campo, número de jugadores de forma simultánea, posibilidad de jugar en todo momento en cualquier dirección... etc. Este contexto de alta complejidad implica a su vez una alta exigencia táctica para el jugador, donde cada uno debe desempeñar funciones específicas a nivel individual y según su posición para que el equipo funcione como un todo.
Investigaciones previas han mostrado interés en identificar y definir cuales son los atributos específicos de cada posición, así como en analizar cómo estas posiciones influyen a su vez en el jugador en diferentes variables como estrategias de búsqueda visual, conductas tácticas y rendimiento táctico ofensivo y defensivo. En este contexto, se distingue entre el conocimiento táctico procedimental (CTP), que está ligado a la propia ejecución de la acción motriz y el conocimiento táctico declarativo (CTD), relacionado con el saber qué hacer en situaciones teóricas de juego. Este estudio, realizado por Rubén Sánchez-López et al se propuso analizar la influencia que tiene la posición de los jugador en el conocimiento teórico de los jugadores con el objetivo de esclarecer su relación con el conocimiento práctico.
¿Qué hicieron los autores?
Los autores llevaron a cabo un estudio con 163 jugadores masculinos de la academia de la Real Sociedad, con edades comprendidas entre 12 y 22 años (media de 16.7 años). Utilizaron la herramienta “TESTACTICO para F7” para evaluar el conocimiento táctico teórico de los participantes. Esta herramienta consiste en 62 situaciones de juego con respuestas de opción múltiple, diseñadas para reflejar el Sistema de Observación de la Competencia Futbolística (FOCOS). Las situaciones evaluaron el CTD en tres niveles de concreción:
Macro (puntuaciones globales, ofensivas y defensivas)
Meso (roles, acciones de los subroles, principios operacionales y principios fundamentales)
Micro (conductas tácticas específicas).
¿Qué encontraron los autores?
Los resultados obtenidos en los tres niveles de concreción arrojaron resultados muy similares:
A nivel Macro: Los resultados obtenidos no mostraron diferencias significativas en el CTD entre las distintas posiciones de juego en las puntuaciones globales, ofensivas y defensivas. Esto sugiere que el conocimiento táctico declarativo no varía significativamente según la posición que los jugadores ocupan en el campo.
A nivel Meso: Se encontraron diferencias significativas en algunos principios operacionales, como “progresar hacia el área rival” y el principio fundamental “espacio”. Sin embargo, las comparaciones post hoc por pares no revelaron diferencias significativas en estas variables, indicando que estas diferencias no son lo suficientemente robustas como para generalizarse.
A nivel Micro: Se identificaron diferencias significativas en las conductas tácticas “regatear para sobrepasar al rival” y “posicionarse dando profundidad al ataque”. A pesar de estas diferencias, las comparaciones post hoc tampoco mostraron diferencias significativas entre pares de posiciones, lo que sugiere que las diferencias observadas son moderadas y específicas.
Implicaciones prácticas
Las implicaciones prácticas de este estudio nos proporcionan información relevante para la formación y desarrollo de jugadores, ya que se plantea la necesidad de reconsiderar la relación entre el conocimiento teórico y el rendimiento ofrecido en el campo. El hecho de que no se encontraran diferencias significativas en el CTD según la posición de juego sugiere que el conocimiento táctico teórico no es un factor diferenciador significativo entre las posiciones.
Para encontrar un buen equilibrio y no dejarnos "piezas" del complejo puzzle que supone formar a un jugador, los entrenadores deben considerar métodos que integren de manera más efectiva el conocimiento táctico teórico y práctico. Esto podría incluir entrenamientos que combinen ambos aspectos utilizando herramientas de visualización y reflexión conjunta (charlas, talleres... etc) así como ejercicios en el campo que simulen situaciones de juego lo más cercanas posibles al juego real.
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