A lo largo de la historia, se ha construido una narrativa en torno a los porteros de fútbol asociando su figura con perfiles psicológicos muy característicos. Estos perfiles han sido descritos muchas veces como "extravagantes", “fuera de lo normal” o incluso “un poco locos”, como bromeaba el legendario Oliver Kahn.
En este artículo, basado en la investigación realizada por Spielmann et al (enlace) se propuso averiguar si esa “personalidad ideal” para un portero realmente existe o si es solo otro mito que ha perdurado con el tiempo. La idea era simple: analizar las características de personalidad de porteros en diferentes etapas de su carrera y comprobar si había un patrón que se repetía entre los más exitosos. Así pues ¿existe una personalidad ideal para ser un portero de élite?.
¿Qué hicieron los autores?
Para explorar esta cuestión, los autores realizaron un estudio con 132 porteros de fútbol, tanto hombres como mujeres, cuyas edades variaban entre los 16 y los 37 años. Los participantes incluyeron desde porteros juveniles hasta profesionales experimentados, lo que permitió una comparación amplia y diversa. Utilizando el cuestionario NEO-FFI, que mide los cinco grandes rasgos de personalidad (neuroticismo, extraversión, apertura a la experiencia, amabilidad y responsabilidad), los autores buscaron identificar diferencias significativas en estos rasgos según el nivel de experiencia, la edad y el género de los porteros.
Cabe señalar que el estudio se organizó de manera meticulosa, asegurándose de que todos los participantes fueran hablantes nativos de alemán para evitar sesgos lingüísticos. Se utilizó además un enfoque estadístico riguroso, incluyendo MANOVA y pruebas post-hoc, para analizar los datos y garantizar que los resultados fueran lo más precisos y fiables posibles.
Qué encontraron los autores
Los hallazgos del estudio fueron interesantes y, en algunos casos, contrarios a lo que se esperaba. En primer lugar, se descubrió que los porteros profesionales tienden a tener puntuaciones más altas en amabilidad en comparación con los arqueros juveniles de élite. Esto podría sugerir que a medida que los porteros avanzan en su carrera y logran estabilidad profesional, desarrollan una mayor capacidad para cooperar y trabajar en equipo, quizás debido a la seguridad en su posición y la experiencia acumulada. Por el contrario, los porteros juveniles podrían tener menos predisposición a ser amables debido a la tensión que provoca el tener que escalar y ganarse el puesto.
En cuanto a las diferencias de género, los resultados mostraron que las mujeres porteras tienden a puntuar más alto en neuroticismo (gestión del estrés, inestabilidad emocional...etc) y amabilidad en comparación con los hombres. Este hallazgo es consistente con investigaciones previas sobre diferencias de personalidad entre géneros, donde las mujeres, en general, tienden a mostrar mayores niveles de neuroticismo. Sin embargo, es importante destacar que no se encontraron diferencias significativas en otros rasgos de personalidad como extraversión, apertura o responsabilidad en función del nivel de experiencia, lo que desafía la idea de que ciertos rasgos son indispensables para alcanzar un alto nivel en esta posición.
Aplicaciones prácticas
Estos resultados tienen implicaciones importantes para la formación y el desarrollo de porteros. En lugar de buscar un perfil de personalidad “ideal”, tanto los entrenadores como los psicólogos deportivos deberían adoptar un enfoque más personalizado. Entender las características únicas de cada portero puede ayudar a diseñar programas de entrenamiento y desarrollo que se ajusten mejor a sus necesidades individuales, mejorando con ello la cohesión del equipo y facilitando una comunicación más efectiva.
Además, este estudio subraya la importancia de no depender únicamente de las evaluaciones de personalidad para tomar decisiones sobre selección y desarrollo de talentos. Aunque conocer el perfil de personalidad de un portero puede ser útil, no debe ser el único factor a considerar. En última instancia, la personalidad es solo un aspecto de lo que hace exitoso a un portero, y es esencial por tanto considerarla en el contexto más amplio de su entorno y sus experiencias personales.
En resumen, el artículo desafía la noción de que existe un perfil psicológico único que garantiza el éxito como portero profesional. En su lugar, los autores promueven la importancia de un enfoque individualizado en el desarrollo y entrenamiento, reconociendo que cada persona, y por ende cada portero es un mundo en sí mismo, con su propio conjunto de fortalezas y desafíos. Este enfoque no solo es más humano, sino también más efectivo para desarrollar porteros que no solo sobresalgan en el campo, sino que también encuentren satisfacción personal en su carrera y su vida personal.
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